El aparente camino caprichoso para alcanzar una idea creativa; el esfuerzo por concretar en un objeto estético una pulsión interna que se va transformando en el camino y llega al puerto de una conclusión, si se hacen en conciencia, puede dejarnos grandes dividendos emocionales.
Todos somos creativos, es una cualidad inherente al individuo. Pero no todos podemos –o sabemos cómo- dirigir esa energía creativa hacia la propia sanación.
Es probable que sientas cierta inclinación hacia el baile, algún instrumento, la escritura o el dibujo, o quizás cualquier otra actividad que ponga en juego tu capacidad para resolver problemas de forma novedosa. ¿Qué pasaría si ese lenguaje que ya dominas lo pones al servicio de tu sanación personal?
Primero aclaremos un poco lo que entiendo por sanación. Sanar es restablecer un orden, poner armonía, recobrar lo perdido. Cuando le damos un tratamiento terapéutico a algo es porque ponemos atención en ese algo. Basta poner atención en un tema para empezar a trabajarlo. Por eso muchas veces la terapia consiste en darnos cuenta de la forma en que hablamos, nos movemos, elaboramos pensamientos, y en la decisión de operar algún cambio al respecto.
Cualquier evento de la vida que nos esté inquietando es susceptible de ser escrito. Al escribir exorcisamos; al cantar liberamos; al bailar convocamos, al dibujar designamos una nueva realidad.
Puedes recobrar lo perdido, alcanzar lo soñado, componer el presente y además crear objetos bellos con mucho significado, a través de la terapia creativa.
Si quieres profundizar en el tema, consúltanos. En tu camino hacia el éxito, déjate acompañar por Sombra, personal coaching.
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