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viernes, 9 de marzo de 2012

Ansiedad Tercera Parte por Claudia López Vargas


Tipos de ansiedad
Trastorno de Ansiedad Social: Se caracteriza por una fuerte sensación de temor y nerviosismo en situaciones sociales o cuando la persona se cree el centro de atención. Tendencia a evadirse de situaciones sociales. Sonrojo, sudoración, latidos violentos, voz temblorosa, temblores motores, náuseas, diarrea.
Trastorno de Pánico: Sensación súbita de miedo y temor intenso que sucede sin causa aparente. Es el conocido “ataque de pánico”. Latidos violentos, dolor de pecho, sensación de falta de aliento , sensación de mareo, cosquilleo o adormecimiento, sofocos o escalofríos, náuseas, sensación de asfixia.
Trastorno de ansiedad Generalizada: Sensaciones diarias de mucha preocupación, persistente estado de malestar. Preocupación, ansiedad, dolores de cabeza, sensación de inquietud, sensación de irritabilidad, temblores, problemas para dormir, tensión muscular, facilidad para cansarse, problemas de concentración. Este es un trastorno que suele comenzar en la niñez o en la adolescencia y puede ser difícil de diagnosticar porque sus síntomas físicos lo asemejan a otras enfermedades características de estas etapas.
Trastorno Obsesivo Compulsivo: Pensamientos recurrentes, a menudo perturbadores, que pueden provocar conductas (compulsiones) que aparentemente no se pueden detener ni controlar. Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes que se repiten una y otra vez. Con frecuencia ocurren sin ninguna razón. Pueden incluir:
Ø Miedos exagerados (como miedo a ensuciarse o a los microbios).
Ø Dudas persistentes (como preocuparse sin cesar de haber dejado la puerta abierta al salir, la cocina o la estufa encendida, etc.).
Ø Impulsos sexuales que le causan vergüenza.
Las compulsiones son acciones repetitivas encaminadas a calmar la ansiedad producida por las obsesiones, en su mayoría implican realizar de manera exagerada actividades como:
Ø Lavar y limpiar manos, cara u otras partes del cuerpo constantemente.
Ø Vueltas atrás repetitivas para comprobar algo.
Ø Contar, guardar, acomodar (libros, objetos).
Frecuentemente, las personas con TOC sienten mucha vergüenza de buscar ayuda. Pero, sin tratamiento, el trastorno puede afectar su vida laboral, social y familiar y, con el tiempo, puede llegar a gobernar su vida entera.
Trastorno por estrés postraumático: Recuerdos vívidos y atemorizantes, pesadillas de un evento traumático. Estos eventos dolorosos suelen ser consecuencia de maltrato o abuso infantil, agresiones físicas, violencia de género, accidentes graves, perdidas de seres queridos de forma violenta, etc.
Los desórdenes de ansiedad, sin embargo, son las enfermedades que causan a la gente una sensación de miedo, de pena e inquieto sin ninguna razón evidente. Sin tratamiento, estos desórdenes pueden reducir dramáticamente la productividad y disminuir perceptiblemente la calidad de la vida de un individuo. Afortunadamente, hay tratamientos eficaces que pueden ayudar.
Si quieres profundizar en el tema, consúltanos. En tu camino hacia el éxito, déjate acompañar por Sombra, Personal Coaching.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Ansiedad Segunda Parte por Claudia López Vargas


Causas del trastorno de ansiedad
La ansiedad puede presentarse de forma crónica, como un rasgo de personalidad presente durante casi toda la vida del individuo; este es el caso del trastorno de ansiedad generalizada, o en forma de episodios relativamente frecuentes de gran intensidad que constituyen las “crisis de ansiedad”, “crisis de angustia”, o “ataques de pánico”. La diferencia, por tanto, entre el “trastorno de ansiedad generalizada” y el de “angustia o pánico” se basa en que, en el primero, el paciente continuamente se encuentra mal, mientras que en el trastorno de angustia, el sujeto se encuentra perfectamente bien entre las crisis. Además, muchas personas que sufren ataques de pánico, frecuentemente desarrollan un miedo o temor progresivo a que se repitan, apareciendo entonces la llamada “ansiedad de anticipación”. Es decir, la ansiedad se produce antes incluso de que suceda algo que la pueda producir, por eso sabemos que sin anticipación no hay ansiedad.
Algunas personas presentan problemas de ansiedad porque tienen tendencia a reaccionar exageradamente ante las dificultades. Otras se vuelven ansiosas como consecuencia de un acontecimiento especialmente desagradable o que viven como tal. Ocurre, con frecuencia, que la aparición de un problema importante o la acumulación de pequeños problemas es el origen del trastorno. En ocasiones, la ansiedad aparece justo cuando se ha resuelto el problema y, por tanto, cabría esperar que esa persona se encontrase mejor.
Los desórdenes de ansiedad son verdaderos, diagnosticables y tratables. Es una de las enfermedades más comunes del mundo occidental. Podemos hablar de causas primarias y causas secundarias de la ansiedad. En la ansiedad primaria no existe un cuadro de síntomas que justifique el trastorno, la ansiedad es, entonces, una condición en sí misma, es decir, existe una propensión mayor en algunas personas a padecer ansiedad debido a factores de tipo genético y hereditario, que está directamente relacionada con la química de los neurotransmisores del cerebro y que se puede experimentar en varias etapas de la vida. Esta ansiedad, sin embargo, afecta a un número muy reducido de personas. Por el contrario, la ansiedad secundaria la padece un gran número de personas y es causada por un trastorno psicológico o bien por una enfermedad psiquiátrica o física subyacente.
Hay que destacar el estrés como el factor más relevante en la aparición de los trastornos de ansiedad. Así, por ejemplo, un continuo exceso de ruido en nuestro ambiente de trabajo o en nuestra casa es causa de irritabilidad, falta de sueño, inquietud o desasosiego. Los problemas familiares, como fallecimientos o separaciones favorecen la aparición de las crisis de ansiedad. Podemos asegurar, entonces, que el exceso de estrés es un mecanismo de autodestrucción.
Las patologías relacionadas con la ansiedad con frecuencia aparecen tras padecer situaciones de estrés inespecífico, llegando a ser crónicas si las causas de dicho estrés persisten. En las sociedades modernas son factores estresantes muy característicos productores de ansiedad: el miedo a perder el trabajo, a no ser aceptado socialmente, a no cumplir las expectativas impuestas, enfrentarse a exámenes, enfermedades físicas, especialmente las relacionadas con desajustes de hormonas tiroideas y las cardiovasculares, el consumo de sustancias (tabaco, alcohol, drogas). No olvidemos que la ingesta de algunos medicamentos incluyen la aparición de ansiedad entre el listado de sus potenciales efectos secundarios. Como podemos comprobar los modos de desarrollar un trastorno de ansiedad son muy variados. Por esto, es importante reflexionar para descubrir la causa que ha podido producir la ansiedad y poder así hacer frente a los problemas de un modo más eficaz.
Una vez que la ansiedad aparece tiende a mantenerse, incluso cuando las causas aparentes para ello han desaparecido. Esto es debido a que se ha adquirido el hábito de preocuparse, de esperar dificultades y de evitar situaciones difíciles. Se crea así un círculo vicioso: como los síntomas son desagradables, la persona se vuelve más sensible y sufre con anticipación un problema que tal vez ni exista. El cuerpo se ha habituado a estar tenso y a reaccionar con ansiedad en todo tipo de situaciones debido a la preocupación continua de que pueda pasar algo (un ataque cardiaco, pérdida del control…), lo que provoca que los síntomas de ansiedad se agudicen. Y así vuelta a empezar.
Consecuencias del trastorno de ansiedad
La ansiedad no produce lesiones en el corazón ni arroja a las personas a la locura. Sin embargo, la ansiedad sí puede generar sentimientos de infelicidad, depresión, alteraciones del sueño, deterioro de las relaciones familiares, consumo de sustancias tóxicas, entre otros desajustes psicológicos. Por ello es muy importante aprender a controlarla. Lo primero de todo es impedir que el trastorno de ansiedad siga creciendo y ocupando más espacio en la vida de la persona y provocando cambios bruscos de humor.
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martes, 6 de marzo de 2012

One-Moment Meditation: "How to Meditate in a Moment"



Hacia la conquista del instante. Este video explica, de manera amable y práctica, la gimnasia meditativa que te entrena para convertir un minuto perdido en un instante de conciencia. Pruébalo. Desde que aprendí a hacerlo, dejé de perder el tiempo en las filas de los bancos.

lunes, 5 de marzo de 2012

Ansiedad Primera Parte por Claudia López Vargas


Qué es la ansiedad
La ansiedad es una manifestación esencialmente afectiva. Se trata de una vivencia, de un estado subjetivo o de una experiencia interior, que podemos calificar de emoción. La ansiedad es un mecanismo humano de adaptación al medio y ayuda (si su intensidad no es excesiva) a superar ciertas exigencias de la vida. En este sentido podemos considerar a la ansiedad como una defensa organizada frente a estímulos que rompen el equilibrio fisiológico y psicológico. La ansiedad necesariamente positiva se entronca con lo cotidiano y entra de lleno en el campo de la motivación que nos hace alcanzar metas. La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no puede ni deben eliminarse, dado que se trata de un mecanismo funcional y adaptativo.
Se trata de saber convivir con la ansiedad, sin perder la operatividad. Ahora bien, la ansiedad neurótica es ya otra cosa y tiene otro significado que hay que situar en la órbita de las enfermedades psíquicas que provoca respuestas de evasión e inhibición, que mantiene un estado de alerta prolongado sin justificación alguna. Es entonces cuando lo malo se ve peor.
La ansiedad negativa se caracteriza por sentimientos de malestar, preocupación, hipervigilancia, tensión, temor, inseguridad, sensación de pérdida de control, percepción de fuertes cambios fisiológicos.
Estos cambios fisiológicos son consecuencia de la activación del sistema nervioso, del sistema endocrino y del sistema inmunológico. Por lo general sólo percibimos algunos de los desordenes persistentes que provoca esta activación desadaptativa. La persistencia de estos cambios puede acarrear una serie de desórdenes psicofisiológicos transitorios, como dolores de cabeza, insomnio, disfunción eréctil, anorgasmia femenina, contracturas musculares, disfunciones gástricas, etc. A nivel de nuestro sistema motor, la ansiedad se manifiesta con inquietud motora, hiperactividad, movimientos repetitivos, dificultades de comunicación (a veces tartamudez), consumo de sustancias (comida, bebida, tabaco u otras drogas), llanto, tensión en la expresión facial, etc. Es entonces cuando la ansiedad se convierte en un problema de salud.
Manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad.
Físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad. Las alteraciones más graves cursan con insomnio, trastornos de la alimentación y disfunciones sexuales.
Psicológicos: Inquietud, agobio, sensación de amenaza y peligro, inseguridad, sensación de vacío, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos extremos, temor a la muerte, a la locura. Suicidio.
De conducta: Estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Estos síntomas vienen acompañados de cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal: posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos, tensión en las mandíbulas, cambios de voz, expresión facial de asombro, duda o crispación.
Intelectuales o cognitivos: Dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiar, pensamientos distorsionados e inoportunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
Sociales: Irritabilidad, ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.
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