Ser un jefe no es lo mismo que ser un
líder, así como trabajar en equipo no es la simple suma de aportaciones
individuales.
La realidad grupal que vivimos es tan
fuerte que nos sumergimos en ella sin siquiera ser conscientes de ello. Si observas cualquier día de tu vida puedes
observar como la mayoría de las tareas que realizas son en base a interacciones
de grupo en el trabajo, con los amigos, en familia y es muy interesante
observar cómo nos vanagloriamos de hacer trabajo en equipo y de lo importante
que es esto cuando en la mayoría de las ocasiones ni siquiera sabemos cómo
desarrollarlo y llevarlo a cabo.
La suma de las partes no siempre
implica sumar dos más dos, así como el trabajo en equipo jamás ha sido sinónimo
de la recopilación de muchos trabajos individuales y esperar con esto un
resultado en común. Warren Bennis, experto en liderazgo y administración de
negocios, aseveró en su libro “Convertirse en líder” que ninguno de nosotros
es más inteligente que todos nosotros, dándonos así la pauta para juntar
habilidades y capacidades de un grupo enfocadas hacia un mismo objetivo. Jamás, de forma individual, podremos mantener
un liderazgo firme y direccionado al bien común si no tomamos en cuenta a “todos
los demás” de nuestro equipo de trabajo.
La suma de ideas y el consenso de voluntades es la materia prima con la
que trabaja un líder, guiando así a los que lo rodean a alcanzar el éxito que
se plantearon en un inicio.
Además, el trabajo en equipo conlleva
muchas más ventajas como:
Ø más y mejores ideas.
Ø compensación de puntos
débiles y fuertes.
Ø riqueza en las relaciones
sociales.
Ø mayor sentido de
seguridad y protección.
Ø mayor compromiso con las
tareas y metas planteadas.
Ø mayor sentimiento de identificación.
Ø mayor bienestar.
Ø más y mejor productividad.
Y es aquí en donde la figura del líder
cobra vital importancia. El liderazgo, como el trabajo en equipo, está tan
inmerso en nuestra vida diaria que no somos conscientes de lo presente que
está. El líder es el encargado de guiar, motivar, y saber sacar lo mejor de
cada una de las personas que trabaja en su equipo con el fin de obtener un
resultado óptimo.
Un líder no se encuentra sólo en las
empresas, un líder es aquél que sabe gestionar y tratar a las personas de
manera que den lo mejor de sí; es el encargado de que cada día los integrantes
de su equipo quieran ser mejores en su trabajo, o mejores en su vida diaria, o
mejores en todo.
Un líder escucha y opina, pero también
hará todo lo que esté en su mano por el bien común; precisamente esa es la
importancia del liderazgo y el trabajo en equipo: crear armonía entre los
componentes de un equipo en donde todos saben qué hacer y cómo llevarlo a su
máxima expresión.
Muy poca gente recordará los nombres de
todos los integrantes de un ejército, pero todos recordaremos a aquellos que
los llevaron a la victoria aún en las peores condiciones.
5 características clave de un buen
líder:
1. Marca la diferencia
Ten en cuenta que los líderes toman
decisiones cuya repercusión tiene un gran alcance. Inculca valores y principios
que van mucho más allá de su propio punto de vista de líder, abre su horizonte
sabiendo que puede marcar las vidas de sus allegados y que, muchas veces, esta
experiencia pasará a personas que el líder ni siquiera conoce marcando muchas
más vidas que sólo las de las personas que formaron parte de su equipo o de sus
allegados.
2. Fomenta el cambio
La gran constante en la vida es el
cambio y la adaptación a éste se convierte en una de las experiencias más
difíciles de asimilar. Un líder eficaz abrazará el desafío y lo tomará como una
oportunidad para mejorar y crecer. Cambiar es positivo y constructivo, y ese es
el mensaje que el buen líder ha de fomentar entre su grupo.
3. Potencia lo mejor de cada uno
Los líderes tienen la capacidad de
motivar y promover la grandeza en otros. Un buen líder conoce los puntos
fuertes de cada uno de su equipo y potencia lo mejor de cada uno de ellos. Los
buenos líderes reconocen las destrezas de cada persona de su equipo y promueve lo
mejor de todos ellos, desafiando a sus miembros a ir más allá de lo que ellos
creen que son capaces de alcanzar.
4. Aumenta el rendimiento
Con la capacidad de hacer brillar lo
mejor de cada persona del grupo, el líder tiene la capacidad de aumentar el
rendimiento global de toda su organización, haciéndolo, además, de una manera satisfactoria
para sus colaboradores. No siempre las decisiones de los líderes son populares
entre la organización, pero un buen liderazgo no significa escoger la decisión
más popular, sino la más necesaria teniendo en cuenta a todas las partes involucradas.
5. Ayuda a los demás
Un buen líder no sólo promueve el
cambio y la mejora en sus colaboradores con fines laborales, un buen líder
dedica la mayor parte de su tiempo y energía en ayudar a los miembros de su
equipo a tener más éxito, a desempeñar mejor su función, a dar
retroalimentación y proporcionar los recursos necesarios para que sea posible una
adecuada armonía laboral y personal. Un buen líder considera a sus colaboradores
personas antes que subordinados.
Robert Stephenson, ingeniero civil inglés, dijo una vez que la manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás. Un buen líder, para poder serlo, ha de hacer felices a sus colaboradores y personas allegadas.
El liderazgo es una actitud ante la vida, es un estado de ánimo de excelencia, es encontrar oportunidades en donde los demás encuentran problemas, es hacer con pasión y lograr con humildad.
Robert Stephenson, ingeniero civil inglés, dijo una vez que la manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás. Un buen líder, para poder serlo, ha de hacer felices a sus colaboradores y personas allegadas.
El liderazgo es una actitud ante la vida, es un estado de ánimo de excelencia, es encontrar oportunidades en donde los demás encuentran problemas, es hacer con pasión y lograr con humildad.
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