La auriculoterapia es un método de tratamiento utilizado en la medicina china tradicional, también conocido como auriculopuntura, variante de la acupuntura, que consiste en la estimulación de los puntos acupunturales que se localizan en el pabellón auricular. El abanico de tratamientos que permite es bastante amplio y la operación muy sencilla. Sobre sus resultados, se han destacado la aplicación para el control del exceso de apetito y la reducción del síndrome de adicción al tabaco, además de su utilización como anestesia en operaciones quirúrgicas.
En la oreja se refleja una imagen parecida a la de un feto “in utero”. El feto está orientado cabeza abajo, a nivel de su lóbulo. Esta forma funciona en la teoría de la medicina china como el “espejo” de todo el cuerpo.
En la oreja existe un punto reflejo para cada zona del cuerpo, que es perceptible en el caso de enfermedad; sólo cuando una región del cuerpo humano pierde el equilibrio fisiológico, pueden detectarse en la oreja los puntos alterados. Este hecho es clave y puede utilizarse como método de diagnóstico. Una vez detectados los puntos, se puede proceder a su estímulo para volver a equilibrar el organismo.
Según la medicina china, la oreja está estrechamente relacionada con los meridianos (nadi): los que llegan a ella tienen una íntima relación con los órganos internos, por ello tiene también una conexión muy directa a nivel de fisiología y fisiopatología. Ésto implica que la oreja no es sólo un aparato que ayuda al oído, sino también un instrumento importante para el diagnóstico y tratamiento de patologías. Los puntos acupunturales que se encuentran en la aurícula son puntos estimulantes en los tratamientos. Los puntos denominados de reacción positiva se toman como referencia en el diagnóstico.
La auriculoterapia puede utilizarse para el tratamiento tanto de enfermedades agudas como crónicas, permite utilizar estímulos semipermanentes (balines y grapas) y, además, tiene generalmente rápidos resultados. Por el contrario, el tratamiento tiene nulo o escaso resultado después de realizar un gran esfuerzo físico o mental; por este mismo motivo, no se recomienda realizarlo a personas que tomen altas dosis de psicofármacos, tengan enfermedades hereditarias o trastornos degenerativos, esquizofrenia, depresión endógena, anemias, principios de apendicitis, enfermedades contagiosas y de transmisión sexual y, por último, enfermedades que afecten a la médula espinal.
Está contraindicada en todos los casos en que esté afectada la oreja por quemaduras, cortes, úlceras o eczemas y en los embarazos, no se deben estimular los puntos hormonalmente activos.
Las terapias y diagnósticos a través del pabellón auricular son conocidos en todo oriente, desde Egipto, pasando por Persia, hasta China y, más tarde, descritos algunos de sus tratamientos por médicos de Grecia, Portugal, Italia y, especialmente por la importancia en su desarrollo moderno, de Francia. Las técnicas se basaban en experiencias y eran transmitidas de forma oral, lo que limitó su desarrollo e importancia.
Los primeros documentos escritos que relacionan la oreja y los nadi (meridianos), así como el diagnóstico observando el pabellón auricular, están datados en el año 400 a. C. en China, aunque es durante la dinastía Tang cuando se difundió en la medicina china la estimulación de la oreja como terapia contra algunos trastornos del cuerpo humano.
El afamado egiptólogo Alexandre Varille, constató en sus estudios que las mujeres egipcias que no deseaban tener más hijos se perforaban el pabellón de la oreja.
En Grecia los médicos Hipócrates y Galeno estudiaron y describieron las relaciones de las perforaciones en la oreja con trastornos menstruales y sexuales.
En Persia, se utilizaban las cauterizaciones en la oreja para el tratamiento de la ciática. Según antiguos informes médicos conservados.
El médico portugués Abraham Zacutus Lusitanus (1575-1642), describió la utilización de las cauterizaciones en los pabellones auriculares para el tratamiento de la neuralgia ciática.
El médico y anatómico italiano Antonio María Valsalva (1666-1723), describió la región de la oreja que debía cauterizarse para reducir los dolores dentarios en su obra "De aura humana tractatus" (1704).
En Francia, el Dr. Paul Nogier de Lyon (1908-1996), observó en la década de los años 50 que una curandera de la región trataba a sus pacientes de ciática, cauterizando la zona del antehélix. A partir de este momento, las estimulaciones de la oreja fueron estudiadas, ampliadas y todas las técnicas revisadas y actualizadas, durante la década de los años 60. Dedujo que la totalidad del antehélix de la oreja sería el reflejo de la columna vertebral de forma invertida e inspirado en los principios tradicionales chinos, fue el primer médico occidental que exploró con criterio científico la auriculoterapia china, logrando revivirla.
Posteriormente, el Dr. Jacques Niboyet estudió la resistencia al paso de la corriente eléctrica de los puntos acupunturales y descubrió que los puntos auriculares presentaban una resistencia diferente a la de su entorno, lo que permitió el diseño de aparatos que permitían localizar los puntos activos de forma precisa. Desapareció así la falta de fiabilidad en esta técnica, para dejar paso a un método terapéutico objetivo, repetible y que permitía demostrar la existencia de estos puntos. Desde este momento se pudo ir completando la cartografía auricular, cada vez con más precisión y se avanzó en la investigación de la respuesta del organismo a varios tipos de estimulaciones, lumínicas, magnéticas y químicas, preferentemente.
La Oficina Regional del Océano Pacífico Occidental de la OMS (WHO-ROWP) celebró en Seúl (Corea del Sur) en 1987, la tercera conferencia sobre estandarización de nomenclatura de puntos acupunturales, discutiéndose en ella el número de puntos auriculares, que quedó fijado en 43 con el mismo nombre y localización en Francia y China y otros 36 con desigual localización, aunque igual nomenclatura.
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