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viernes, 6 de julio de 2012

El Arte como sanación holística Parte I por Claudia López Vargas



El filósofo Emile M. Cioran explicó en numerosas ocasiones que su obra era fruto de un acto curativo, había comenzado a escribir para no volverse loco. El propio Dalí se definía como un paranoico a la vez que añadía: “Debo ser el único de mi especie que ha dominado y transformado en potencia creadora, gloria y júbilo una enfermedad mental tan grave”. 

El arte, en todas sus formas, no sólo es un modo de expresión, sino una herramienta terapéutica que en los últimos años ha experimentado un importante desarrollo como forma de complementar los tratamientos de diversas enfermedades y también como un medio de crecimiento personal. 
El empleo del arte como vehículo de comunicación, como exploración de uno mismo e, incluso, para exorcizar las miserias personales es tan antiguo como la propia humanidad. Como Cioran y Dalí, otros muchos artistas se iniciaron en la música, la pintura o la danza como una vía de escape, como una cura. 

Estos personajes han practicado, de algún modo, lo que ahora se denomina arteterapia, a la vez que han creado obras sublimes. Sin pretender pasar a la historia y ni siquiera con la intención de crear algo bello, el resto de los mortales podemos emplear estas formas de expresión para superar alteraciones emocionales, como terapia de apoyo en trastornos psiquiátricos e incluso, para hacer más llevaderas enfermedades tan graves como el cáncer o el Alzheimer. De hecho, Dalí no podría considerarse “el único” porque esta técnica lleva más de 50 años ayudando a pacientes de Gran Bretaña y EEUU.

En el VII Congreso Europeo de Arteterapia, celebrado en Madrid en septiembre de 2003, Paola Luzzato, responsable del servicio de arteterapia del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (EEUU), describía el caso de una mujer de mediana edad diagnosticada de un cáncer de mama con metástasis. Esta paciente no aceptaba la idea de su enfermedad, rechazaba el tratamiento y hablaba continuamente de suicidio. Luzzato explicaba que, una sola sesión sumergida en las espirales de la expresión artística, fue suficiente para que la enferma considerara, al menos, la posibilidad de continuar con la terapia antitumoral que su oncólogo le había indicado. 

CREACIÓN. El vehículo de un cambio de actitud frente a la enfermedad como el que ha experimentado esta mujer puede ser la pintura, la escultura, la música, la danza, la escritura o el teatro (dramaterapia). Eso sí, no se trata de contemplar los trabajos artísticos de otros, sino de crear. Todos los especialistas señalan que lo importante es el proceso creativo y no que el resultado sea hermoso. También aseguran que muchas personas se resisten al principio porque piensan que no están dotadas para las artes, pero no es necesario tener ningún conocimiento previo ni aptitud particular. 

Durante la gestación de las obras, los individuos entran en contacto con partes de sí mismos, con emociones que no se pueden explorar con la palabra. En el curso de este viaje toman conciencia de su situación y encuentran respuestas a su forma de enfrentarse a lo que les está ocurriendo. 

Esta técnica, en sus diferentes modalidades, se emplea en EEUU y en el Reino Unido desde hace más de 50 años y, más recientemente, también en España. Según Christine Lapoujade, Presidenta de la Asociación Europea de Arte Terapia (ECArte), el auténtico impulso se ha producido en los últimos cinco años: “Existen ya más de 30 universidades en toda Europa que proporcionan formación en esta disciplina y cada vez son más los países que se suman”, sin embargo, sólo está reconocida como profesión en el Reino Unido, en donde el arteterapia, en todas sus formas, está integrado en el sistema general de salud como un servicio más a los pacientes y también en las escuelas para el apoyo emocional y psicológico de los niños. 

Para definir el arteterapia habría que decir que es un auténtico crisol de disciplinas. En ella se unen, además de las bellas artes, la pedagogía, la sociología, la psiquiatría y el psicoanálisis. Carlos Ramos, director del centro de formación en arteterapia Metáfora y coordinador del máster que se imparte en la Universidad de Barcelona sobre esta disciplina, la describe como una forma de psicoterapia. Pero a diferencia del modo clásico, las sesiones no consisten en conversaciones sino que se podrían calificar más bien de juegos creativos de exploración. 

Sus posibles aplicaciones llegan a cualquier lugar donde un individuo necesite encontrar un modo de expresar o explorar sus emociones. Inicialmente, su uso se circunscribía a los trastornos psicológicos puesto que su gestación se produjo al abrigo de las teorías psicoanalíticas y, con el tiempo, se ha ido incorporando al manejo de otras patologías. Se han documentado casos de Parkinson muy avanzado en los que los pacientes han comenzado a dibujar. No son capaces, debido a los temblores, de hacer otras actividades, pero han logrado pintar y eso ya es por sí mismo un gran éxito. 

Existen múltiples trabajos a pequeña escala publicados en revistas especializadas, fundamentalmente anglosajonas, valorando los efectos del arteterapia. Sin embargo, el hecho de que no sea aún una profesión reconocida tiene como consecuencia que no existan grandes estudios concluyentes. De hecho, entre los objetivos de la responsable del Servicio de Medicina Integral del Memorial, uno de los centros líderes del mundo en el tratamiento del cáncer, está emplear las herramientas de la investigación científica para demostrar la aportación de todas las denominadas medicinas complementarias, entre ellas el arteterapia. 

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